Durval Ciamponi
El carácter universalista de la Doctrina Espírita sienta sus bases en el sectarismo de las otras religiones. Las verdades que ella defiende están en las otras, dado que el Espiritismo no trae nada nuevo, sino que agrupa lo verdadero que existía anteriormente. Así, podemos decir con Kardec que “el Espiritismo se encuentra por todas partes, en la antigüedad y en todas las épocas de la humanidad” (El Evangelio según el Espiritismo, Introducción).
De esta manera, las raíces de la Doctrina Espírita que sustentan al frondoso árbol que es, se encuentran clavadas hace muchos siglos, por los emisarios del mundo espiritual, en todos los otros grupos religiosos/filosóficos. Sus principios esenciales no fueron inventados por los Espíritus.
El Dios único esta en el pensamiento de los hebreos hace seis mil años. La comunicación de los Espíritus está en los libros sagrados de los Vedas, en la India, en el Viejo Testamento de los judíos o en los oráculos de la mitología griego/romana y también en el animismo africano. La reencarnación está firmemente definida en el Brahmanismo de Krishna; la ley de causa y efecto está en todas las religiones orientalistas, que la definen como karma. El periespíritu está en la ruach de la Cábala judaica o en el ka de los sacerdotes egipcios; el progreso infinito del alma, en el Vedismo del Budismo, en el Taoísmo, en la Teosofía, etc. La pluralidad de los mundos habitados, que hoy es una cuasi certeza del mundo científico, ya fue proclamada por Jesús hace dos mil años, cuando dijo que había muchas moradas en la casa del Padre.
DESTINO DEL ALMA: Algunas religiones con sus dogmas, ritos y posiciones litúrgicas, prescriben soluciones para las faltas humanas, como un código penal de la vida futura registrado en el Viejo y Nuevo Testamento, como si fuese la voluntad de Dios; o en decisiones conciliares, donde se prescriben las penas y la eventual salvación. Dicen sus cánones que si el hombre no se subordina a sus normas no estarán entre los elegidos para alcanzar el Paraíso, el día del Juicio Final.
Mientras la mayoría de estas religiones o filosofías religiosas definen el destino del alma en leyes dogmáticas, limitadas por el conocimiento del hombre respecto a la vida futura y mal estructurada por la exégesis humana, haciendo de Dios un verdugo que castiga con penas eternas a sus hijos “mal criados”, la Doctrina Espírita sitúa su destino subordinado no solamente al libre arbitrio de cada uno, sino también a la plenitud de la misericordia divina, que hace salir el sol para los buenos y los malos y la lluvia para los justos e injustos.
FUNDAMENTO ÉTICO: La mayoría de las religiones, principalmente aquellas que defienden la unicidad de las existencias, necesariamente conducen al alma hacia el goce o hacia las penas eternas en el Juicio Final, porque colocan el fundamento ético del juicio de Dios en juzgar los hechos practicados por los hombres. Esto delimita las decisiones divinas, igualando a todos en el cielo o en el infierno, sin considerar las diferencias individuales y eventuales atenuantes o agravantes existentes.
Por el contrario, la Doctrina Espírita por considerar a todos iguales delante de la justicia de Dios, independiente de credos, color, nacionalidad o cualquier ritual, afirma que Dios no juzga el acto practicado por el hombre, sino su intención. El carácter universalista esta en el juzgamiento divino de la intención de aquel que practicó este o aquel hecho, generando esta o aquella situación, y no el prejuzgamiento humano que colocó en el índice de los pecados esta o aquella falta cometida. El hecho de juzgar Dios la intención coloca a todo hombre en igualdad de condiciones ante Él, independientemente de tener o no religión.
FUNDAMENTO SOCIO/CULTURAL: El carácter universalista de la Doctrina Espírita es evidencia en los datos estadísticos llevados por los Institutos de Investigación de la opinión pública. En el Brasil, por ejemplo, un país de mayoría católica, casi el 70% de ella admite aceptar la comunicación con los Espíritus y la reencarnación. En los Estados Unidos, donde la mayoría de la población se dice protestante, también más del 60% dice aceptar estos principios.
FUNDAMENTO PSICOLÓGICO: La Doctrina Espírita es universalista porque agrada a la gran mayoría de las personas que de ella toman conocimiento. El fundamento psicológico se apoya en el fundamento socio/cultural. A Allan Kardec le preguntaron, cuando estuvo de visita en Lion y Burdeos en su viaje espírita de 1862 llevando sus enseñanzas a los nuevos adeptos, porque el Espiritismo agradaba a tanta gente. El maestro lionés respondió:
1. Porque satisface la aspiración instintiva del hombre en relación al futuro;
2. Porque presenta el futuro bajo un aspecto que la razón puede admitir;
3. Porque la certeza de la vida futura hace que el hombre enfrente con paciencia las miserias de la vida presente;
4. Porque con la doctrina de a pluralidad de las existencias, esas miserias revelan una razón de ser, se tornan explicables y, al contrario de ser atribuidas a la Providencia en forma de acusación, pasan a ser justificables, comprensibles y aceptadas sin rebeldía;
5. Porque es un motivo de felicidad saber que los seres que amamos no están perdidos para siempre, que los encontraremos y que están constantemente junto a nosotros;
6. Porque las orientaciones dadas por los Espíritus sirven de modelo para volver a los hombres mejores en sus relaciones.
FUNDAMENTO CRISTIANO: Cada uno de los grandes misioneros, anteriores a Jesús, exaltó una particularidad del comportamiento humano que adorna las conquistas del alma en su proceso evolutivo. En su obra Derrotero, lección 12, Emmanuel dice que en la India los instructores enseñan que la bondad debe ser la raíz de nuestras relaciones con nuestros semejantes; en Persia, con Zoroastro, se consagra el deber para con el bien; en Judea, con Moisés, se establece el reino de la Justicia en la Tierra; en China se exalta a la armonía y la simplicidad en la búsqueda del equilibrio entre las fuerzas del yin y el yang; en Grecia, el predominio del culto a la belleza y en Roma la organización del poder.
Solamente con Jesús surge la victoria de la fe, de la fraternidad, del amor al prójimo, no solamente entre amigos, sino también entre enemigos, del perdón de las ofensas y de la necesidad de la reconciliación con los adversarios. Por primera vez deja documentada la inmortalidad del Espíritu, cuando resurge ante los hombres, después de su muerte física, demostrando su sobrevivencia.
La Doctrina Espírita, restaurando las verdaderas enseñanzas de Jesús, se coloca cono síntesis del conocimiento espiritual y propone la igualdad de todos entre sí y ante Dios. Por eso ella no está de acuerdo con el sectarismo de las ideas, sean religiosas, sociales o políticas, porque sabe que la humanidad debe vivir como una única y gran familia, donde deberá reinar la fraternidad por encima de todo.
Las asociaciones federativas y sus centros de trabajo espírita no existen por causa del sectarismo de sus ideas, sino para la divulgación de sus principios, la sustentación de su unidad doctrinaria y la prestación del servicio espiritual y social para todos. La Doctrina Espírita nos da la certeza de que en breve, cuando todo hombre descubra su verdad, libre de preconceptos, supersticiones y creencias, tendrá conciencia de la vida futura y se unirá en torno de aquellos principios que regulan la vida de los Espíritus, confirmando el pensamiento de Jesús cuando dice: “mi reino no es de este mundo”.
Aquí debemos recordar una afirmación de Emmanuel, donde dice que solamente fuera de la existencia material se puede reflexionar acertadamente sobre esa verdad, por cuanto “solo la vida espiritual es verdadera y eterna”.
FUNDAMENTO GNOSEOLÓGICO: La mayoría de las religiones del mundo oriental valoriza la idea de la meditación individual en busca de la sabiduría y la liberación del Karma, despreciando las enseñanzas de los Espíritus a través de las comunicaciones mediúmnicas. Para este grupo de filósofos o religiosos no es importante que los Espíritus vengan hasta acá para decirnos como es la vida allá, sino que es necesaria la ida del alma hacia allá, en un viaje astral, porque solamente así ella encontrará su iluminación, descubriendo la verdad. El budista, por ejemplo, que no consigue hacer su “viaje astral” no sabrá como es la vida futura, porque su tradición religiosa aconseja no conversar con los Espíritus.
La mayoría de las religiones del mundo occidental, fundadas en la unicidad de las existencias y en la resurrección del cuerpo el día del Gran Juicio, centraliza sus catequesis en el temor a Dios y en la salvación del alma por Su gracia. Para el evangélico, por ejemplo, el mundo espiritual es prácticamente una incógnita, pues allí, para ellos, solamente existe ángeles de un lado y demonios del otro, ambos queriendo conquistar el alma humana para juzgarla después en el cielo o en el infierno, siempre bajo la mirada compasiva de Dios.
La Doctrina Espírita, por su universalidad en la búsqueda del saber, acepta no solamente la meditación, sino también la conversación con los Espíritus como si fuesen profesores desencarnados explicando a los alumnos encarnados su mañana, en razón de sus actos de hoy y del ayer. Por eso, el espírita sabe como dice Emmanuel, en Emmanuel, cap. XIII, que toda reforma tendrá que venir del interior, pues de la iluminación del corazón viene la verdadera cristianización del hogar y del perfeccionamiento de las colectividades y un nuevo y glorioso día para la Humanidad.
El espírita sabe como es la vida espiritual a través de los textos de la Codificación y de los libros complementarios, como aquellos de los Espíritus André Luiz, Emmanuel, Humberto de Campos y tantos otros, por eso comprende que no precisa temer a Dios, sino solamente amarlo; y, además, que cada uno debe construir las bases de su casa sobre la roca de su doctrina, como dice Jesús, para llegar al mundo de los Espíritus Superiores.
FUNDAMENTO FILOSÓFICO: Kardec escribió en la Revista Espírita, abril de 1862, hace 146 años, que la teoría de la vida futura es la piedra angular de toda doctrina religiosa.
Justifica el Codificador que todas las cuestiones morales, filosóficas y metafísicas se ligan de manera más o menos directa al futuro. Cuando el futuro se apoya en la fe ciega, este se deshace cuando tales principios son desmentidos por la ciencia; pero cuando se apoya en la fe razonada, tal como sucede con la Doctrina Espírita, que lo analiza dentro de las comunicaciones de los Espíritus y de la pluralidad de las existencias, todos los hechos de la vida actual del hombre se justifican, pues sin la vida futura nuestra moral no tendría base.
Por ejemplo: ¿Quién podrá decir como es la vida del alma de los hombres que ya murieron entre las religiones ligadas a las Iglesias judaicas, romanas o del islamismo, que pregonan la resurrección de los muertos el día del Juicio Final? ¿Qué es el Nirvana o la vida después de la muerte, dentro de la casi totalidad de las religiones orientales? Ninguna religión o filosofía explica, como lo hace el Espiritismo, como viven los Espíritus y como es el mundo de ellos. Es por eso que es universalista, pues uno de sus principios fundamentales se torna hoy lenguaje del día a día en periódicos, revistas, televisión y el cine, no como una moda, sino porque la gran mayoría de las personas se dio cuenta que fuera de la reencarnación su propia vida no tendría significado.
FUNDAMENTO CIENTIFICO: La ciencia espírita, dice Kardec, sienta sus bases en el estudio experimental de las comunicaciones de los Espíritus. De manera general ellas se agrupan en manifestaciones intelectuales y de efectos físicos. Las manifestaciones intelectuales o inteligentes se prueban científicamente con la identificación, el lenguaje, el estilo literario de cada Espíritu. Las manifestaciones de efectos físicos, a causa de las críticas de fraude y charlatanerismo, siempre fueron observadas con absoluto cuidado por los científicos que las estudiaron, como sucedió con Richet, Crawford, Geley, Crookes, Delanne y otros.
Este estudio experimental, hecho con rigor científico, que da al hombre la certeza de la existencia de la vida de los Espíritus, le permitió a Kardec decir, con convicción, que fe inalterable es aquella que puede encarar la razón, cara a cara, en todas las épocas de la humanidad.
Esta condición de la Doctrina Espírita es de un carácter universalista por cuanto presentándose como ciencia, filosofía y religión, es en verdad, una síntesis de todo conocimiento espiritual, porque estudia el espíritu, en general, en la pluralidad de existencias y no al hombre, en particular, con una sola vida.
Dice Herculano Pires, en El Espíritu y el Tiempo, que la razón libera al hombre de los dogmas de fe, de las supersticiones y creencias, por eso ella es, por así decir, la palanca espiritual que elevó al hombre del periodo de inmanencia, o sentimiento intuitivo de su destino, hacia la trascendencia, permitiéndole juzgarse a sí mismo y delinear las perspectivas de su propia liberación.
FUNDAMENTO RELIGIOSO/MISIÓN DEL ESPIRITISMO: El Espiritismo no es una secta como lo afirman sus contradictores, pues sus fundamentos básicos son aceptados por la gran mayoría de la humanidad. Ella esta por encima de las opiniones personales de los hombres y de sus preconceptos, porque es un proceso liberador de conciencias al dar al hombre una visión más amplia del mundo espiritual.
En la religión espírita el alma se liga a Dios por el pensamiento, amándolo en espíritu y verdad, como le dijo Jesús a la mujer samaritana. El Espiritismo aliado a la razón, es una doctrina libre, dinámica, que se dirige a todos los hombres, pues no tiene intenciones exclusivistas o pretensiones salvacionistas.
Al asumir la Doctrina Espírita, el hombre deja de tener una religión humana, de tener un Dios hecho a su imagen y semejanza, para ingresar a una religión espiritual y universalista que justifica la fe por la razón y la fraternidad por la justicia.
Con la Doctrina Espírita, el hombre descubre que fuera del amor y del saber no hay evolución, y que la fraternidad contenida en el amaos los unos a los otros como yo os ame, enseñado por Jesús, es el hilo de ligazón entre los hombres que caminan en la busqueda de los mundos felices.
Traducción del portugués: Oscar Cervantes Velásquez
Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís
Enero 18 de 2009
Santa Marta – Colombia