Alfonso Maria Antonio João Cosme Damião Miguel Gaspar de Ligorio nació en la casa hacienda de su padre en Marinella, cerca de Nápoles, el 27 de septiembre de 1696. Era de familia antigua y noble. Su padre, Don José de Ligorio fue oficial naval y Capitán Real de Galés. Su madre era descendiente de españoles
Siendo aún niño fue visitado por San Francisco Jerónimo el cual lo
bendijo y predijo para él grandes bendiciones y sabiduría. A los 16 años, caso excepcional obtiene el grado de doctor en ambos derechos, civil y canónico, con notas sobresalientes en todos sus
estudios.
Para conservar la pureza de su alma escogió un director espiritual, visitaba frecuentemente a Jesús Sacramentado, rezaba con gran devoción a la Virgen y huía de todos los que tuvieran malas
conversaciones.
Su padre, que deseaba hacer de él un brillante político, lo hizo estudiar varios idiomas modernos, aprender música, artes y detalles de la vida caballeresca. Como abogado, el santo obtenía
importantes triunfos; sin embargo, no lo dejaba satisfecho ante el gran peligro que en el mundo existe de ofender a Dios.
En 8 años de carrera como abogado, se afirma que jamás perdió una causa. Sin embargo, en 1723, Alfonso fue uno de los abogados en una acción judicial entre un noble napolitano y el Gran Duque de Toscana, cuya propiedad valía 500.000 ducados. Después de proferir un brillante discurso de apertura, se sentó confiado en la victoria. Pero, un documento, leído y releído por él, pero entendido de diversas formas a la que fue presentada por su oponente en el Tribunal, hizo que perdiese la causa.
Durante 3 días rehusó cualquier tipo de alimento. Después de la
tempestad, comenzó a pensar que la humillación de la derrota había sido enviada a él por Dios, para quebrar su orgullo y apartarlo del mundo. Estaba seguro que algún sacrificio era necesario,
aunque no supiese exactamente cual sería.
Por revelación divina, San Alfonso abandona todo y decide convertirse en apóstol incansable del Señor Jesús. La tarea no fue fácil; tuvo que enfrentar, con gran lucha espiritual, a su padre y
familia, a sus amigos y así mismo. Al fin, a los 30 años de edad logra ser ordenado sacerdote, y desde entonces se dedicó a trabajar con las gentes de los barrios más pobres de Nápoles y de otras
ciudades, a quienes les enseñaba el catecismo.
El 9 de noviembre de 1752 fundó, junto con otros sacerdotes, la Congregación del Santísimo Redentor (o Padres Redentoristas), y siguiendo el ejemplo de Jesús se dedicaron a recorrer ciudades,
pueblos y campos predicando el evangelio. Por 30 años, con su equipo de misioneros, el santo recorrió campos, pueblos, ciudades, provincias, permaneciendo en cada sitio 10 o 15 días predicando,
para que no quedara ningún grupo sin ser instruido y atendido espiritualmente.
San Alfonso fue un escritor muy prolífico; al morir dejó 111 libros y opúsculos impresos y 2 mil manuscritos. Durante su vida vio 402 ediciones de sus obras.
En 1762 el Papa lo nombró obispo de Santa Agueda. San Alfonso, quien no deseaba asumir el cargo, aceptó con humildad y obediencia, permaneciendo al frente de la diócesis por 13 años donde predicó
el Evangelio, formó grupos de misioneros y dio catequesis a los más pequeños y necesitados.
Sus últimos años fueron llenos de sufrimientos y enfermedades dolorosas; el santo soportó pacientemente todos estos males, rezando siempre por la conversión de los pecadores y por su propia
santidad. San Alfonso muere el 1 de agosto de 1787, a la edad de 90 años. El Papa Gregorio XVI lo declara Santo en 1839. El Papa Pío IX lo declara Doctor de la Iglesia en 1875.
En "El Libro de los Médiums" (pt. 2, cap. VII, ítem 119), el Codificador se refiere a esa canonización antes del tiempo prescrito, por haber sido visto Alfonso, durante su vida terrena, en dos lugares diversos, al mismo tiempo: en su celda de sacerdote y asistiendo al Papa, en proceso de desencarnación, en el Vaticano, lo que pasó por milagro.
En la misma obra, el propio Alfonso, indagado por Kardec, responde a las preguntas de números 1 a 4, al respecto de la bicorporeidad.